Relato 5

Mágics y diminutos

Los minairons

El que no cree en la magia
nunca la encontrará.

Roal Dahl, novelista y autor de cuentos

“Què farem? Què direm?”. Aquestes són les dues preguntes que et faran uns diminuts i fascinants éssers que habiten les “Què farem? Què direm?” (¿Qué haremos? ¿Qué diremos?). Estas son las dos preguntas que te harán unos diminutos y fascinantes seres que habitan las tierras pirenaicas. Lo harán si abres el canutillo donde se esconden. Son los minairons. terres pirinenques. Ho faran si obres el canut d’agulles on s’amaguen. Són els minairons.

«Estas criaturas, que se asemejan a elfos, son enérgicos, diligentes y afanosos. Esperarán con ansiedad tus instrucciones y las cumplirán de inmediato».

Debes estar preparado. Tienes que responder con rapidez. Estas criaturas –que se asemejan a elfos– son enérgicos, diligentes y afanosos. Esperarán con ansiedad tus instrucciones y las cumplirán a rajatabla y de inmediato. Son diminutos como el ojo de un alfiler, pero son tremendamente eficaces. Dicen que algunos lugareños poseen miles de estas criaturas en cofres de madera o en canutillos de hojalata. Allí los guardan, pero no por mucho tiempo… Los minairons enferman y mueren si no reciben órdenes durante un periodo dilatado de tiempo. A veces, sus dueños abren por descuido sus cajas. Y centenares de estos seres –activos y refulgentes como una brinza de fuego– los rodean. Esperan un encargo, una tarea, una labor. Y es importante darles una con rapidez.

¿Por qué? De no hacerlo, eso dice la leyenda, te matarían… Por eso, muchas veces, reciben trabajos insólitos como mover miles de piedras y guijarros desde un lado a otro. Así, con eficiencia y entrega, limpian la montaña de piedras que amontonan en otro lugar. Cumplida su misión, regresan a su canuto, botella, caja o cofre.

Algunos lugareños afirman que existen familias que han hecho fortuna gracias a la capacidad de trabajo de estos seres diminutos. ¿Cómo reconocerlos? Podrás identificarlos sin problemas. Algunos viven en cuevas y recovecos de las montañas. Son del tamaño de un elfo. Les gustan las travesuras. La mayoría luce una densa barba larga y decoran su cabeza con una barretina roja. Aseguran que la noche de San Juan, cuando brilla la luna vieja, es posible cosecharlos a partir de una hierba que lleva su nombre.

La leyenda cautiva al viajero que piensa en el trabajo diario de los lugareños: artesanos, agricultores, ganaderos, braceros, carpinteros… Y cree o quiere creer que, muchas veces, una leyenda es una forma de dar sentido. Pero también una invitación a la imaginación, una cita con lo imposible, un encuentro con lo fantástico, un viaje a lo excepcional.

Cuaderno de bitácora

Las cosas pequeñas

La leyenda de los minairons lleva al viajero a cambiar su forma de mirar. Las leyendas de grandes y hercúleos gigantes dan paso a las fábulas de vibrantes seres diminutos. Y entonces le da la vuelta a la ecuación: lo pequeño también puede ser grande. Allí reside la fuerza del matiz, la capacidad transformadora del matiz, el poder narrativo del detalle.

Escrito en el collado del Port del Cantó (Pallars Sobirà). Buscando la “Pedra del Cantó”, un menhir hoy desaparecido, y pensando en esas pequeñas cosas tan importantes, que tantas veces olvidamos.